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Política de principios

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El hombre mediocre

Juan José Rodríguez Prats | @rodriguezprats

Los hombres sin ideales son cuantitativos; pueden apreciar el más y el menos, pero nunca distinguen lo mejor de lo peor.

José Ingenieros

A mis correligionarios de Plumas Azules

La complacencia es mala. El diccionario la define como “tolerancia excesiva”. Los mexicanos hemos sido complacientes con la deshonestidad y la mentira. Lo verdaderamente escandaloso es que el escándalo no nos escandalice. Ya hemos arribado a niveles ignominiosos de indiferencia.

Al agredido se le sugiere ser pasivo con su agresor. Ingenuamente se cree que este último no va a perseverar en su perversidad.

Por razones obvias es muy difícil hacer política desde la oposición en Tabasco. Sobre todo desde las filas del PAN. Al avasallante poder local que nos endilga los peores calificativos hay que agregar el desprecio de nuestra dirigencia nacional. Cada vez somos más escasos sus militantes. Creo que el panismo y la oposición pública deben conocer lo acontecido. Arrostro las consecuencias de mis actos.

No voy a entrar en detalles sobre actos de corrupción denunciados en su oportunidad. El dirigente nacional tiene un proyecto personal para su futuro político en el que ni el PAN ni el país son relevantes. En los momentos de crisis que viven los partidos, si no hay altura de miras de quienes toman decisiones, en lugar de intereses, y a su vez encuentran personajes afines, las posibilidades de sumar voluntades en torno a la preeminencia del interés nacional se desvanecen. Lo que emerge es una inmensa alianza de complicidades.

Nuestras asambleas parlamentarias deben ser instituciones de auténtica deliberación y de factor de control en el ejercicio del poder. Ésas son las funciones que nuestra Constitución les señala. Sin embargo, senadurías y diputaciones sirven como pago de adhesiones o, en el peor de los casos, la contraprestación de aportaciones inconfesables. Se crea lo que se conoce coloquialmente como onda grupera. Cuando uno levanta la voz pretendiendo que esas conductas se castiguen, se responde, como me dijo en una ocasión el dirigente nacional, “todos lo hacen”.

Hemos criticado al partido en el poder por designar funcionarios sin las cualidades requeridas para un buen desempeño. No debemos hacer lo mismo. El Poder Legislativo no es pastel para el reparto. El repudio de la opinión pública lo confirma. Tenemos una crisis de representación. Es lamentable que, con el mayor cinismo, busquen la reelección.

En 2021 fui candidato a diputado por mayoría y cuando le solicité a Marko Cortés una posición en la lista de representación proporcional por la tercera circunscripción, personalmente me expresó que él tenía compromisos con la familia Yunes, en Veracruz, y con Mauricio Vila, en Yucatán. Después de perder la elección, intenté ser presidente del partido en Tabasco, lo cual fue imposible, pues fue etiquetado por la paridad de género para mujeres. No hemos aprendido que para hacer leyes no son suficientes las buenas intenciones.

Ahora pretendí postularme por los diversos mecanismos a senador o a diputado, aludiendo mis 30 años de militancia y al perfil de parlamentario profesional y conocedor de la doctrina panista que creo acreditar. Recibí una respuesta contundente. Todas las posiciones están reservadas para mujeres.

Abel Vicencio Tovar expresaba que la regla de oro de un partido es que se trate a los militantes con el valor que creen merecer. Duele sentirse útil y no ser utilizado. Le escuché a Carlos Castillo Peraza unos versos: “Nunca al poder y al oro me arrodillo/ y, aunque me agobie padecer tirano/ me muero de hambre, pero no me humillo/ seré cadáver, pero no gusano”.

En los concursos de oratoria me gustaba citar a José Ingenieros, en su libro El hombre mediocre: “Cuando pones la proa visionaria hacia una estrella y tiendes el ala hacia tal excelsitud inasible, afanosa de perfección y rebelde a la mediocridad llevas en ti el resorte misterioso de un ideal”.

Seguimos continuando.

Este artículo fue publicado en Excélsior, se reproduce con la autorización del autor.

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