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Papá Andrés desvía la atención sobre el escándalo de corrupción en el que está involucrado Gonzalito, su hijo, con la vieja receta: atacar a Carlos Loret, el periodista que difundió la información

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El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, no desmintió la investigación de Latinus que revela que Gonzalo López Beltrán tiene una red de negocios y de tráfico de influencias que controla miles de millones de pesos en la construcción del Tren Maya.

A pregunta de reporteros en su conferencia matutina desde Acapulco, Guerrero, el mandatario federal respondió con ataques al periodista Carlos Loret de Mola.

El presidente López Obrador reiteró su “reto” a Loret de Mola para que intercambien sus bienes entre ambos. También exigió que exhibiera sus ingresos y criticó su trabajo como periodista.

En la segunda parte de la serie de investigaciones sobre el clan de los hijos del presidente López Obrador, Latinus evidencia con audios, contratos, documentos y correos del colectivo Guacamaya la millonaria red de negocios de “Bobby” en la construcción del Tren Maya.

La investigación incluye audios en los que Amílcar Olán, íntimo amigo de los hermanos Andy y Gonzalo López Beltrán y contratista que recibió millones de pesos del gobierno morenista de Quintana Roo por la venta de medicamentos, detalla cómo “Bobby”, da órdenes, supervisa los tramos del Tren Maya y es quien opera el millonario negocio del balasto, que es la piedra triturada que va debajo de las vías.

En los audios se establece la relación de amistad, confianza y cercanía que hay entre Amílcar y el tercer hijo del presidente López Obrador. Son decenas las menciones que Amílcar hace de Gonzalo, a quien no sólo llama por su apodo, también lo trata cariñosamente como “Gonzalito”.

Latinus también documentó el alcance y la magnitud de los negocios y de las relaciones que se establecen en los audios a través de la investigación en registros públicos, en plataformas de transparencia y en los correos electrónicos hackeados al ejército por el colectivo Guacamaya.

Es un negocio redondo que se hace a través de la Secretaría de la Defensa Nacional y de los grandes consorcios encargados de construir los tramos del Tren Maya, a quienes Amílcar vende el balasto que necesitan.

Con información de Latinus.

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