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Política de principios

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Soy conservador

Juan José Rodríguez Prats | @RodriguezPrats

La esperanza sólo resulta una fuerza cuando todo es desesperado (…) la única razón para ser progresista es la tendencia al empeoramiento que hay en todas las cosas.

Chesterton

Le sugeriría al próximo presidente de la República iniciar su discurso de toma de posesión con palabras similares a las de Miguel de la Madrid en esa ocasión: “No nos abandonaremos a la inercia. La situación es intolerable. No permitiré que la patria se nos deshaga entre las manos. Vamos a actuar con decisión y fuerza”.

La crisis que México vive es consecuencia de los gobiernos populistas de Luis Echeverría y José López Portillo. El intento de recuperación con las políticas denominadas neoliberales, de 1983 a 2018, no alcanzó a dar los resultados esperados, por ser éstas instrumentadas de forma errática y distorsionada.

El gobierno actual intentó sin éxito retornar al proyecto de la demagogia y la irresponsabilidad de la “docena trágica”. Nuestra frágil institucionalidad preservó aspectos sustanciales de nuestra política económica, pero, desafortunadamente profundizó las enormes carencias del pueblo de México en las tareas fundamentales del Estado mexicano: seguridad, justicia, salud, educación y desarrollo integral. ¿Qué hizo De la Madrid después de definir el propósito más significativo de su gobierno? Impedir el empeoramiento de las condiciones de vida de sus compatriotas. Asumió una decisión clave: el ingreso al Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio. Esa decisión ha permitido algunos avances y, lo más importante, percibir un futuro con optimismo. Por eso reafirmo sin dubitaciones. Soy conservador. Recuerdo las palabras de Lucas Alamán:

Nosotros nos llamamos conservadores. ¿Saben por qué? Porque queremos primeramente conservar la débil vida que le queda a esta pobre sociedad, a quien habéis herido de muerte; y después devolverle el vigor y la lozanía que puede y debe tener y que vosotros le arrebatasteis, que nosotros devolveremos. ¿Lo oís? Nosotros somos conservadores porque no queremos que siga adelante el despojo que hicisteis, despojasteis a nuestra patria de su nacionalidad, de sus virtudes, de sus riquezas, de su valor, de su fuerza, de sus esperanzas (…) Nosotros queremos devolvérselas, por eso somos conservadores.

En días recientes, el Presidente arremetió contra uno más que no coincide con sus ideas: José Ángel Gurría, por ser el responsable del Plan de Gobierno del Frente Amplio de la Oposición. Es el más idóneo para esa tarea y creo que es el más indicado para ser el próximo secretario de Hacienda. No es momento de ventilar querellas personales ni obedecer a resentimientos. Nadie conoce más de nuestras crisis y cómo evitarlas que él. Hay que cerrar filas. Designar gente obediente, sin capacidad, en pago a apoyos de diversa índole, es lo que más ha dañado a la administración gubernamental. No aprender de viejas experiencias es irracional, retornemos a lo que funciona.

Se ha atacado injustamente a Vicente Fox. Su gobierno —lo he dicho y lo sostengo— tiene un saldo favorable. Les hizo caso a profesionales y nombró a Xóchitl Gálvez y a Julio Frenk sin conocerlos. Ningún sexenio ha hecho más por los marginados, a las cifras me atengo. Frenk fue un excelente secretario de Salud. Haber cancelado el Seguro Popular, un programa exitoso, es uno de los actos más criminales cometido desde el poder. Ahí está la aviesa práctica de cambiar por cambiar, sin saber cómo reemplazar lo que se cancela o demoler sin causa justificada.

Hace años disentí con Andrés Manuel respecto al Fobaproa. Me pongo a pensar qué sería de México si el PRIAN, “ese adefesio”, no hubiera respaldado la deuda en el presupuesto, evitando la quiebra del sistema financiero y bancario del que tanto se presume por su fortaleza y confiabilidad. Siendo diputado panista, defendí esa decisión, asumiendo las consecuencias, para darle prioridad al interés nacional. Cité a Carlos Castillo Peraza: “Al PAN no le interesa arribar al poder cuando México esté en ruinas”. Por eso insisto, el reto es conservar el elemental respeto a la ley, lo he dicho una y otra vez en este espacio.

Cierro con un pensamiento de Manuel Gómez Morin: “Más que cambiar leyes debemos fijar en bronce en la conciencia de los mexicanos la necesidad de cumplirlas”.

PD: Escribí este artículo antes de someterme a una cirugía cardiaca (16/08/23). Ocupo este espacio gracias a la generosidad de don Olegario, a la gran empresa Excélsior, al apoyo de Pascal Beltrán del Río y de Lorena Rivera; a Rosy Giorgana, que se encarga de corregir, pulir y sugerir ideas; y, desde luego, a mi esposa Marilú Márquez Fernández, que, priorizando su lealtad sobre el halago fortuito, hace observaciones realistas, que obviamente acato. Lo vengo haciendo semanalmente desde hace más de 12 años, ausentándome sólo en una ocasión a causa del temblor de 2017.

Soy creyente y me pregunté, además de reconocer el profesionalismo médico, porqué se me ha concedido más tiempo de vida y encontré dos causas. Seguir cumpliendo deberes en todas las vertientes y dar la pelea a la aseguradora (he tenido experiencias amargas) para que no disminuya lo que le corresponde pagar. Nos vemos en la defensa de México y del PAN que, para mí, son lo mismo. Saludos.

Este artículo se publicó originalmente en Excélsior, se reproduce con la autorización del autor.

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