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México sigue los pasos de China en ideologización de la educación: Alfonso Araujo

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México no es el primer país que trata de ideologizar a sus maestros y niños utilizando como vehículo la educación, ya lo intentó China a principios de los años 60 y fracasó.

Alfonso Araujo, director del Centro de Estudios México-China y experto en la historia moderna del país asiático, explicó que a ese periodo se le conoció como “El Gran Salto Adelante”, una serie de medidas económicas, políticas y sociales implementadas con el objetivo de transformar al país a través de una rápida industrialización y colectivización.

Entrevistado vía telefónica desde la ciudad de Hangzhou, Araujo compara lo sucedido en los inicios de la República Popular de China con las actuales acciones del gobierno de México, específicamente en la educación, con las guías para maestros y libros de texto para primaria y secundaria.

Explica que en esos años, el gobierno de Beijing educó a varias generaciones para que rompieran con el pasado, y les enseñó a calificar como “mala” cualquier acción del gobierno antes de la revolución china. Además, en ese periodo se permitió a servidores públicos sin experiencia instaurar políticas públicas, y eso les hizo perder 20 años de progreso.

“Había una frase que se hizo absolutamente famosa: ‘Es mejor ser rojo que ser un experto’. Eso llevó a desastres económicos, educativos. Durante los años 60 hubo una pausa gigante en la educación”, explicó

“Los horizontes de tiempo de una nación son de décadas. No es como lo que acaba de pasar una persona, a lo mejor en un par de años puedo ir para abajo para arriba, un país no es así, son mucho más extenso sus horizontes. Por eso es tan importante que si se quiere hacer un cambio radical de cualquier cosa, se tiene que ver con muchísimo cuidado, con visión”.

Este matemático, que lleva trabajando 22 años en China, recuerda que “cuando finalmente se dieron cuenta que esas cosas no estaban funcionando, se adoptó una nueva política a principio de los años 80, y les tomó otras dos décadas corregir y llegar a algo más o menos decente en el año 2000, para luego llegar a algo bastante bueno”.

Alfonso Araujo, miembro fundador del Centro de Estudios México-China de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), hizo esta comparación luego de analizar las guías para maestros de primaria y secundaria de la Secretaría de Educación Pública, en las que halló que no existe valor didáctico, y son un manifiesto ideológico.

“Están altamente ideologizados, hay una constante denuncia de cosas como el neoliberalismo, el positivismo, la opresión, las hegemonías, es constante en todos los libros, desde primero de primaria hasta secundaria; por ejemplo, leemos tres párrafos y al cuarto empiezan a ideologizar y se regresan al mismo tono de denuncia y de lo que estaba mal en el neoliberalismo y cosas así”, explica.

Araujo, quien lleva treinta años de docencia, advierte que este modelo no dará resultados a corto ni largo plazo porque carece de estructura y visión.

“Yo creo que va a ser muy frustrante para los maestros y difícil de avanzar para los alumnos, los papás se van a tener que involucrar para decirles ‘bueno, eso significa esto, eso significa el otro’. Hay demasiado vocabulario nuevo en cada lección, y son textos que prácticamente podrían encontrarse en un artículo de periódico o en una revista”.

Además, al revisar los libros de primero a tercer año de primaria, reconoce que no hay una estructura que permita dar continuidad a las lecciones de los alumnos, como se trabajó la enseñanza durante años: se explica una definición y se hace una práctica.

“No hay forma de darle continuidad, no hay ejercicios para practicar, entonces estamos hablando que el primer año de Matemáticas que es contar, organizar y ordenar números, sumas y restas, figuras geométricas y pesos, y medidas; pero esas cuatro pocas cosas también deben ser enseñadas con pedagogía, con didáctica, y eso aquí está ausente”, advierte.

Ante la falta de estructura de los nuevos libros de texto, Alfonso Araujo recomienda a padres de familia y maestros seguir utilizando los libros de educación básica anteriores.

“No son perfectos, nunca lo han sido, pero tenían un plan, ejercicios, están con vocabulario de cada grado, y pues mi particular opinión es que esos libros se pueden seguir usando”.

Pero al usar las ediciones anteriores no significa que haya que tirar a la basura las guías para maestros y los nuevos libros de texto, aclara este académico, ya que dice que se pueden usar como documentos complementarios, “así como vamos a comprar un libro de Peter Pan, o cosas extras que siempre estamos comprando para nuestros niños” y que no son necesarios para el plan de estudios.

Con información de Latinus.

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