Columnistas

Fuera de la Caja

Visitas: 0

Todo bien

Macario Schettino | @macariomx

En su homilía cómico-mágico-musical, dijo ayer López Obrador que la economía está bien, igual que las finanzas públicas, y que la violencia no se ha desbordado. Por tanto, no se explica por qué las críticas en su contra. Con respecto a la violencia, habrá colegas que hablen con más conocimiento que yo, pero todas las cifras indican un incremento en las pérdidas humanas (homicidios más desapariciones), en la frecuencia de asesinatos colectivos (masacres, pues) y en el control territorial por parte de todo tipo de organizaciones criminales.

En lo que concierne a las finanzas públicas, ya hemos comentado aquí (y con más detalle en patreon.com/macariomx) acerca del crecimiento en el déficit público, la brutal contracción en el gasto tradicional y el elevado riesgo de que la necesidad de créditos ponga al país en la posibilidad de perder el grado de inversión. Si esto llegase a ocurrir, las celebraciones del superpeso se convertirían, en minutos, en llanto y rechinar de dientes.

Ahora bien, en el tema económico, ya el lunes le decíamos que la abundancia de datos en estos días permitiría todo tipo de interpretaciones, y que desde el gobierno se buscaría la perspectiva más optimista. Eso es exactamente lo que hizo el Presidente. Celebra que en este momento hay un crecimiento económico moderado, y se olvida de lo ocurrido en los cuatro años previos.

Sin duda, si comparamos lo que hoy ocurre con lo que pasaba hace un año, se puede ser optimista. Hace algunas semanas decíamos que tuvimos un buen primer semestre, pero especialmente en los primeros tres meses del año. Después, las cosas ya no han sido tan buenas, aunque con los datos que publica INEGI parecería que sí. En realidad, se han sucedido varios datos anómalos que distorsionan los resultados agregados. En abril, por ejemplo, se reportó un crecimiento inusual en el rubro “entretenimiento y otros servicios”, que desapareció en mayo. Algo similar había ocurrido en 2022, exactamente en los mismos meses. Sin embargo, a la hora de comparar marzo con mayo, en ambas ocasiones tenemos una contracción, no un crecimiento, del orden de -1%.

En mayo el salto inexplicable ocurrió en la industria, específicamente en el rubro llamado “construcción de obras de ingeniería civil”, que creció 30% de un mes a otro, alcanzando un nivel no visto desde 2017. Seguramente en el dato de junio, que conoceremos dentro de un mes, regresaremos a la normalidad.

Sin embargo, estos saltos alteran mucho las estimaciones oportunas de INEGI, porque al estimar crecimiento mensual, contra un mes alterado, no se puede esperar mucha exactitud. Para mayo, por ejemplo, habían estimado un crecimiento en los servicios, mes a mes, de 0.1%; fue -0.4%. La razón, el dato anómalo de “entretenimiento y otros servicios” mencionado arriba. En el agregado, esperaban crecimiento anual de 3.6%; fue de 3.2%. Para junio, esperan 4% anual, pero una vez que desaparezcan esas fantasmagóricas “obras de ingeniería civil”, muy probablemente quedaremos en 3.1%.

Como puede ver, es un crecimiento bastante decente, que se compara bien con el 2.4% anual que México tuvo entre 1980 y 2018. Pero eso es nada más este último año, porque todos los anteriores fueron muy malos. Usan frecuentemente la excusa de la pandemia, pero no es válido. Prácticamente todos los países medianos y grandes se recuperaron rápido de ese bache. Nosotros no. De hecho, en este momento (datos a mayo) el crecimiento promedio anual en el sexenio de López Obrador es de 0.4%, que sí se ve muy mal frente al 2.4% de los 40 años previos.

Más o menos esa cifra será la que tendremos al final de este gobierno. Así que no, la economía no está bien, como tampoco las finanzas públicas. No sólo ha sido un mal Presidente, es un mentiroso.

Este artículo se publicó originalmente en El Financiero, se reproduce con la autorización del autor.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *