Guanajuato, epicentro del “lechicoleo”: el crimen organizado ordeña la leche y envenena la mesa
El crimen organizado encontró en la leche un nuevo negocio: el “lechicoleo”, robo y adulteración del lácteo que ya convirtió a Guanajuato en su capital. Como en el huachicol, piperos se coluden con delincuentes para desviar cargamentos, ordeñar el producto y rellenar las pipas con agua y sal antes de entregarlas a plantas procesadoras.
El resultado: leche adulterada que termina en la mesa de miles de familias mexicanas, con graves riesgos para la salud. Solo en ocho meses, autoridades guanajuatenses han decomisado más de 160 mil litros contaminados.
El negocio no sería posible sin la complicidad de extrabajadores de la industria, que conocen rutas, procesos y compradores. La Cámara Nacional de Industriales de Leche advierte que, además del riesgo sanitario, este delito encarece los costos de seguridad y podría impactar directamente en el precio de los lácteos.
El “lechicoleo” exhibe, una vez más, la incapacidad del Estado para contener al crimen organizado, que ahora no solo controla combustibles o territorios, sino que también envenena la cadena alimentaria del país.