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TRANSPARENCIA POLÍTICA

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El honor en la 4T

Erwin Macario | @erwinmacario

El 7 de julio de 2020, en una larga y grosera carta que publicó La Verdad del Sureste, el ex alcalde de Jalapa, Tabasco, Luis Francisco Deyá Oropeza “aclara” una mención de este columnista acerca de su gestión administrativa.

Haberlo incluido en la lista de presidentes municipales que en la tierra del dulce envuelto en joloche han sido señalados como malos alcaldes, desató la rabia de Deya Oropeza que recurrió a los insultos contra este periodista para tratar de defender su “honor” mancillado por quienes dieron información a este columnista.

A pesar de mis entonces más de 50 años de periodista, al que ningún político ha señalado el mínimo delito en mi ejercicio periodístico, el entonces “honrado” Deyá Oropeza me calificó como “un pseudo periodista priísta, chayoterito de quinta y mal escritor”.

Era tanto su dolor por haber sido maculada su reputación que me dijo: “no le conozco, no tenemos ningún punto de contacto, es más, estoy convencido de que Ud. representa todo lo que yo combato, pero para un hombre como yo, que me alimento de adversidad, un hombre acostumbrado a ser destinatario del odio gratuito de cucarachas como Ud., contestarle, no me supone ningún esfuerzo, por el contrario, es un placer, y lo haré con Ud. y con quién sea, porque el ejercicio de la política supone un imperativo de ética y la reputación hay que defenderla hasta con la vida”.

El tiempo le ha exhibido y dado la razón. En toda mi vida yo represento todo lo que él combate. Yo jamás he sido señalado de deshonestidad como periodista. En mi vida ningún político me ha señalado o acusado de nada. En las hemerotecas están las pruebas.

Hoy, a casi cuatro años de aquella enconada misiva, confirmo que Luis Francisco Deyá Oropeza que se decía entonces retirado de la política, pero decía que en ella defendía su reputación, ya andaba en malos pasos, que ahora lo exhiben dañando la imagen de Andrés Manuel López Obrador y la candidata presidencial Claudia Sheinbaum.

Este sábado circuló información de Carlos Loret de Mola, en Latinus, que el impoluto Deyá Oropeza es el personaje central para obtener millonarios contratos gubernamentales para el Grupo Indi, de la familia Muñoz Cano, “saltando cuatro veces entre la administración pública y el consorcio constructor que recibe los contratos gubernamentales” del Tren Maya y de Cablebús.

Es mejor negocio ser intermediario que funcionario. Ya debe haber trascendido la pobreza económica que dijo, en su carta a este periodista: “En mis 3 años como Alcalde, no sólo NO me enriquecí, al contrario, me empobrecí, vendí todos mis bienes para ayudar a la gente, sin distinción, no tengo nada, estoy más pelado que una rata de pozo”.

Ahora tiene la oportunidad de lavar nuevamente su honor. E insultar a Loret de Mola de chayotero, seudo periodista, etc.

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