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Tragedia

Macario Schettino | @macariomx

El viernes pasado se cumplieron 50 años de la Guerra de Yom Kippur. Al día siguiente, sábado, día de descanso para los judíos, terroristas de Hamás invadieron Israel. Utilizaron más de 2 mil cohetes para causar confusión, e invadieron el territorio matando, violando y raptando civiles. Es importante regresar a la historia para entender seriamente lo que ocurre hoy.

Después de la I Guerra Mundial, el imperio otomano se vino abajo. Su territorio fue ocupado por los ganadores de la guerra, Francia y Gran Bretaña, que se lo dividieron creando protectorados. Literalmente, inventaron naciones, siguiendo un poco las divisiones administrativas otomanas, y otro poco sus propios intereses, incluido el pago a las tribus árabes que habían colaborado con ellos en la guerra. Así surgen Líbano, Siria, Jordania, Arabia Saudita, Irak y Kuwait, entre otros. Aunque se discutió entonces la creación de un Estado judío, esto no pudo ocurrir. Me parece que, entre otras razones, por el antisemitismo creciente en Europa (recuerde que el caso Dreyfus y el panfleto de la policía zarista Los protocolos de los sabios de Sión ocurren en el cambio de siglo), que terminó con la infamia de la “solución final”, el Holocausto.

Al término de la Segunda Guerra Mundial, la creación de Israel era impostergable, y se dividió el protectorado británico de Palestina en dos, siguiendo la distribución de la población, y manteniendo Jerusalén como ciudad protegida por la ONU. Casi de inmediato, Egipto, Jordania y Siria atacaron al nuevo Estado, así como en la década de los veinte habían atacado a los colonos judíos. Fueron derrotados, e Israel ocupó un área mayor a la acordada originalmente, con el argumento de asegurar su defensa.

En los años cincuenta se hicieron famosos los fedayines, que atacaban a la población civil israelí desde la franja de Gaza, ocupada por Egipto. En 1967, este país invade el sur de Israel, que responde la agresión. Pronto se suman Siria, Jordania e Iraq a Egipto. Todos son derrotados por Israel en lo que se conoce como la Guerra de los Seis Días. Poco después, Yasser Arafat toma el control de la Organización para la Liberación de Palestina, cuyo objetivo único es la destrucción de Israel y la ocupación de todo el territorio. Le siguió a ello el terrorismo desatado, incluyendo Septiembre Negro, la organización que secuestró y asesinó deportistas israelíes durante las olimpiadas de Munich 1972.

El 6 de octubre de 1973 hay un nuevo ataque de Egipto, Siria y Jordania a Israel en el día de Yom Kippur, día sagrado para los judíos. Como en las ocasiones anteriores, fueron derrotados. En los años noventa hubo varios intentos de construir una paz sólida, y garantizar la existencia pacífica de ambas naciones, Israel y Palestina. No se ha logrado, fundamentalmente debido a que Egipto y Siria lo impidieron por medio siglo, y después lo ha hecho Irán, mediante las organizaciones que controla, Hamás (en Gaza) y Hezbollá (en Líbano). Palestina no ha podido constituirse por completo y tener un gobierno estable no debido a Israel, sino a otras naciones musulmanas que no tienen interés en Palestina, sino en la destrucción de Israel.

En las últimas décadas, sin embargo, ha crecido al interior de Israel una opción política extremista, liderada por Benjamin Netanyahu, que no sólo no ha continuado los esfuerzos de paz de los noventa, sino que ha promovido la instalación de colonos en territorio palestino (West Bank). Dudo que esto sea la causa del ataque de Hamás (más bien planeado con referencia a la guerra de Yom Kippur), pero ha debilitado la legitimidad de la causa israelí, y muy probablemente sus propias capacidades de inteligencia, permitiendo esta tragedia.

Habrá un gran sufrimiento, cuyo origen espero haber descrito bien.

Este artículo se publicó originalmente en El Financiero, se reproduce con la autorización del autor.

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