Columnistas

Informe Rojo

Visitas: 0

Ahora, las coronas de muerto de Bola 8 son para el Clan Nahle

Mussio Cárdenas Arellano | @mussiocardenas

Sus amigos son, literalmente, unos sátrapas. Pero nadie, en el círculo de Rocío Nahle, como Eric Cisneros, alias Bola 8, el que ataca, intriga y si se le pone, envía coronas de muerto y moños negros, incluso a los de banda de Nahle.

A Rocío se le queman las habas por gobernar Veracruz, así traiga el lastre de un equipo político de tendencia delictiva, violación reiterada a la ley, ladrones que destripan el presupuesto, policías de malas entrañas y un peón, Bola 8, al que ya no pudo controlar.

Sonriente, afable, la secretaria de Energía solía celebrarle ocurrencias y desplantes, empoderándolo hasta ser el virtual gobernador de Veracruz, el cerebro del desastre, el látigo para someter a Cuitláhuac García, controlando la Fiscalía, el Instituto de Acceso a la Información y la Secretaría de Seguridad Pública, el ariete de represión y tráfico ilegal.

Nahle apadrinó el apropiamiento de Cisneros Burgos de la Cuenca del Papaloapan, dueño de Otatitlán, su pueblo natal del que que por años se olvidó, ahí donde al chiflado de Bola 8 se le ocurrió concebir el librillo de la negritud.

Tolerante, cómplice, Nahle calló al ver los féretros negros con la imagen de la ministra Norma Piña y el ministro Pérez Dayán, sostenidos en los hombros y brazos de Eric Cisneros y llevados a la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

Aquello fue el clímax. El pupilo de Nahle, y de Leonel Cota Montaño, ex líder nacional del PRD, lanzando un mensaje de muerte, de odio, de violencia brutal, dibujando los alcances, el desvarío mental de quien desde la Secretaría de Gobierno ha sembrado el terror en Veracruz.

Lo condenaron todos, los que razonan y los que medio razonan, no la secta salvaje de López Obrador que los deseos de muerte a las instituciones los motivan. Lo condenaron los sin partido y los apáticos, y hasta la facción decente de Morena, que por supuesto la hay.

Los gángsters son como los perros. Hasta entre ellos hay razas. Tan es así que Juan Javier Gómez Cazarín, líder del Congreso de Veracruz, que es otro rufián, se deslindó del show macabro encabezado por Bola 8.

Y Rocío Nahle, callada. Y Rocío Nahle, cómplice. Y Rocío Nahle, hecha una piedra. Ni un gesto, ni un reparo. Su pupilo, el Alma Oscura, en el mundo de lo demencial.

Rocío Nahle lo encumbró mientras le sirvió. Y le dio poder. Y lo hizo impune. Así fuera un abusivo, un desgraciado que encarceló inocentes, Nahle lo solapó… hasta que Bola 8 la retó y la puede despeñar.

Nahle calló hasta que los amagos criminales, las coronas de muerto, los mensajes siniestros fueron a parar en las puertas de las viviendas de sus peones. Y entonces comenzó a llorar.

Una amaneció en la casa de Juan Javier Gómez Cazarín; varias mantas con denuncias de corrupción en Campeche, donde Alejandro Gómez Cazarín, hermano de Juan Javier, es líder del Congreso estatal; una segunda corona, en el hogar de David Agustín Jiménez Rojas, nuevo titular del Instituto Veracruzano de Acceso a la Información, de la cuadra de Rocío Nahle.

Hay coronas pero aún no hay muertos. Pero los habrá.

Nahle creó un monstruo y no lo puede controlar. Gómez Cazarín, conocido en el mundo del hampa como “El Carón”, comenzó a llorar acusando una campaña mediática y advirtió amenazas, y aludió a Eric Cisneros, tangencialmente, afirmando que no son amigos, que discrepan y también coinciden.

Pero no enfatizó en la corona de muerto y el moño negro en su hogar.

Al presidente del IVAI, David Agustín Jiménez Rojas, impuesto por la secretaria de Energía, le brotó su pasado, vía denuncias públicas y filtraciones. Que si despojo de terrenos, que si maniobras inmobiliarias, que si un corruptazo tamaño jumbo.

Cuenta un periodista serio, Edgar Hernández, en su Línea Caliente, que la campaña tiene un cerebro y una ex titular, Naldy Patricia Rodríguez Lagunes, emberrinchada por no poder continuar controlando el IVAI vía sus enclaves.

Dice Edgar:

“En realidad, David es el recomendado de Rocío Nahle.

“Ello desató la ira de Naldy y los consecuentes reclamos a su mecenas, el Bola #8, quien fiel a su estilo de hacer cirugía política con cuchillo de carnicero y ser rehén de sus mujeres, ordena a otra de sus cercanas, la Fiscal Verónica Hernández Giadans, armara una carpetita para que si no aflojaba David, lo metieran a la cárcel un año.

“A ello siguieron amenazas telefónicas y una petición de la propia Rocío Nahle al gobernador para que mediara en la situación.

“Ello llevó a Cuitláhuac a pedirle al diputado Juan Javier Gómez Cazarín intercediera con el Bola #8, pero siendo que, cuando la perra es brava hasta a los de casa muerde, se suscita un fuerte enfrentamiento verbal en la esquina de Palacio de Gobierno que estuvo a punto de terminar a golpes.

“El Cuícaras (Cuitláhuac García) alarmado y ante el temor de que el diferendo se hiciera público, que finalmente sucedió, pidió a Cazarín dejara el asunto por la paz, pero no pudo controlar ni a Naldy ni a su protector, el Bola #8, quienes —a través de sus interlocutores— siguieron con las amenazas contra David Jiménez vía telefónica y la presión de cárcel si no abandonaba la plaza.

“Para David Agustín Jiménez Rojas el asunto no iría más allá de lo que dispuso Nahle con el aval del gobernador, sin embargo, lo puso a temblar el hecho de que fue llevada a su domicilio una ‘Corona de Muerte’ con la advertencia de que saliera de Veracruz de inmediato.

“Esta marca presuntamente del Bola #8 fue manifiesta en otra ocasión en que llevaron al domicilio de Gómez Cazarín, el 3 de junio pasado, una ‘Corona de Muertos’ y de manera sorpresiva en el estado de Campeche aparecieron tres mantas con amenazas de muerte contra su hermano Alejandro, dirigente de Morena en la entidad. 

“Son acciones gansteriles que no ha podido impedir Cuitláhuac ante el desborde e indisciplina de su segundo.

“Esta tensa situación se da a días del destape de Nahle, quien ha manifestado ‘al Bola #8 ni una regiduría habrá de tocarle’”.

Aún no hay muertos pero los habrá. Rocío Nahle no controla ni a sus peones. Eric Cisneros fue atacado por la jauría de la secretaria de Energía y le valió. Filtran datos, negocios, abusos, vendettas, y sigue ahí. Cuitláhuac García tiembla con sólo escuchar la voz del gángster.

Nahle le echó encima al presidente López Obrador. Desde la mañanera, el mesiánico de Tepetitán instó a Bola 8 a dejar de promover su imagen o renunciar a la Secretaría de Gobierno si tiene aspiraciones al gobierno de Veracruz. Y Cisneros ni lo peló.

Justo al revés. Cisneros envía coronas de muerto, moños negros, amenazas en mantas, estilo narcomantas para narcopolíticos. El mensaje es criminal. A la medida del gobierno criminal de Morena, la banda de Rocío Nahle.

La zacatecana a veces peca de ingenua, o de torpe. No le quiere dejar a su engendro, Bola 8, ni una regiduría. Cuando el mentado Eric Cisneros se decida a hablar y cuente cómo se urdió la aprehensión de políticos enemigos, ex funcionarios, mecenas que aportaron para la campaña de López Obrador y se negaron a continuar financiando a Morena en 2021 —Bodega May, por ejemplo—, el asedio y encarcelamiento de ganaderos que ya no le apuestan a Nahle, literalmente la Secretaría de Energía y Palacio Nacional van a temblar.

Ya sólo falta que las coronas de muerto, los moños negros, un féretro y el retrato de Rocío Nahle lleguen a la doceava calle de la avenida 18 de Marzo, colonia María de la Piedad, en Coatzacoalcos, su hogar. Sabrá, pues, que Bola 8 la tiene en la mira.

Los sátrapas, tarde o temprano, se enfrentan y se aniquilan.

Archivo muerto

Gutierritos, que empezó sin nada, se quedó sin nada. Está out. Ni gubernatura ni senaduría para el entenado político de Adán Augusto López Hernández. No lo dicen sus detractores. Lo dicen las encuestas que lo ponen abajo, bien abajo, a ras de piso en aquello de la percepción popular. De nada le sirvió al diputado federal Sergio Gutiérrez Luna hacer circo y maroma, patear el balón en el recinto de San Lázaro, denunciar a consejeros del INE, usurpar funciones de la Junta de Coordinación Política, ah, y esconder su pasado panista en Sonora, si en Veracruz no pudo construir una sola estructura política medianamente decente para aspirar a gobernador. Tanto aplauso de la prensa filibustera para que Gutierritos terminara sin levantar el vuelo. Tanto llevar prensa allá y más allá y el desarraigado diputado en el sótano de las encuestas. No fue un buen invento. Fue un mal invento. Y allá los que se tragaron el camote completo, alucinando que podría ser gobernador. Si bien le va, Adán Augusto algo le dará, mientras no sea una jirafa como la de célebre diputada Andrea Chávez, la del culebrón 70 y 20. La última charada de Sergio Gutiérrez Luna fue hacer del fenómeno Ovni un tema del legislativo federal. Luna, pues, anda en la Luna. Políticamente es un cero a la izquierda. Ahí no vuela alto. Vuela a ras de piso, sin nada para ser gobernador… Devora la violencia a Coatzacoalcos. Un ejecutado, un embolsado, un secuestrado y hallado sin vida. Pero dice el gobernador, Cuitláhuac García, que la violencia disminuye y que no hay secuestros, y el alcalde Amado Cruz Malpica, que es una soberana nulidad, está más preocupado en que la comida del batallón policíaco municipal se pague a tiempo —18 millones de pesos anuales sin licitación— que en brindar seguridad a la sociedad. Tres homicidios violentos en cosa de horas y por lo menos uno de ellos fue un golpe al Cártel de la SSP. “Eso les va a pasar a los que vendan droga de la SSP”, rezaba el narcomensaje, que dicho en castellano clásico es droga de la que trafican elementos de la Secretaría de Seguridad Pública de Veracruz. Uno más fue mutilado y hallado en la colonia Ciudad Olmeca, en el poniente de Coatzacoalcos, el último complejo habitacional antes de tomar la carretera a la paradisíaca congregación de Las Barrillas y Laguna del Ostión. El tercero, el joven Cristian Alberto “N”, plagiado y cuyo cuerpo fue hallado sin vida y por el que Coatzacoalcos se comienza a agitar con marchas y protestas, como debe ser ante un gobierno estatal cómplice del crimen organizado y un remedo de gobierno municipal sin capacidad para contener la violencia. Ya sólo faltaba que la SSP operara como un cártel y que llega Morena y lo hace realidad. Como dice el Jefe Diego, estos son los de “Juntos Hacemos Escoria” y no se equivocó… Intensa, la sesión en el PAN. Llegó César Soto Santiago, hasta entonces presidente del comité municipal, a saber si su solicitud de licencia era aprobada. Era lunes 11. De entrada, la secretaria general, Blanca Cuevas Rosado, quien quedó al frente, le impedía el paso. Argüía que ya no era presidente del comité. ¿Cómo? Si apenas lo tendrían que aprobar o no. Cuando Soto mencionó que en esas condiciones no podría entregar el cargo, ni las cuentas, los estados financieros y la relación de acciones y su costo, el escenario cambió. Con ocho votos a favor, dos en contra y una abstención, se aprobó la licencia por tiempo indefinido. Soto se separa del cargo y puede regresar cuando así lo estime. César Soto alzó la mano por la diputación federal en el distrito de Coatzacoalcos, a reserva de conocer si habrá alianza del Frente Amplio, si le favorece el criterio de género y si en la encuesta despunta. Si no, regresará a la presidencia del comité municipal del PAN. Sus compañeros, los exquisitos panistas, son así. Son microscópicos en el circo político de Coatzacoalcos pero sienten que son marqueses y marquesas en la corte de Maximiliano y Carlota. Se aferran a la dirigencia, que es la plataforma para acceder a las regidurías municipales. Por algo es. Porque ahí está el negocio, varios millones de pesos en salario, bonos mensuales, bonos anuales, caja chica y gratificación… Se fue Delgadillo pero las obras públicas siguen siendo para los amigos. Llegó Patricia Ramona Sister y el régimen de privilegios continúa. Obras públicas de bajo monto, castigadas, con escaso margen de ganancia y los contratistas de Coatzacoalcos optan por no entrarle. Buscan y algunos logran obras federales en el Centro SCT de Veracruz, en Conagua, en la Sedatu. Se van porque la obra municipal ya tiene dueño, los allegados a Amado Cruz Malpica, encargado de la alcaldía —Rocío Nahle es la verdadera mandona—; Arturo Delgadillo, ex director general de Obras y aún dueño de la franquicia; Onésimo Mendoza, destituido como director de Obras por denuncias de corrupción y nepotismo, pero con enclaves dentro de la institución, y cómplices y su hijo, que sigue siendo el operador, y Patricia Ramona Sister, nueva directora, encargada de que todo siga igual. No hay una sólo obra relevante en 20 meses de gestión, y las de mediano monto son para los amigos y mecenas de campaña del alcalde Amado Cruz Malpica. Y las que no tienen utilidad son las que les ofrecen a los constructores que quieren quitarse de encima…

Este artículo se publicó originalmente en mussiocardenas.com se reproduce con la autorización del autor.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *