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Las mentiras gigantescas de figuras políticas creadas de la nada: el caso de Andrea Chávez, que dice haber redactado una resolución ¡del consejo de seguridad de la ONU!

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Cuando una figura política empieza a tomar cierta notoriedad, lo primero que hacen algunos medios es publicar semblanzas para que el público sepa lo básico del personaje en cuestión.

Así pasó con el surgimiento sorpresivo en la vida pública de Elizabeth García Vilchis, de Abraham Mendieta y también de su novia, la diputada Andrea Chávez, quien se ufana de tener en su trayectoria el haber acudido a la ONU como representante juvenil y, agárrense, haber colaborado en la redacción nada menos que de una ¡Resolución del Consejo de Seguridad de la ONU!, también emitida en 2015. Guau. 

¿Qué tal?

Así es. En todos lados que uno busque, un dato infaltable sobre la joven Andrea Chávez es que dice que en 2015 acudió como “representante de México” a un encuentro convocado por la ONU y auspiciado por el reino de Jordania. Otro dato, que participó en la “redacción del apartado de feminicidio de la Resolución 2250 del Consejo de Seguridad de la ONU”.

Todo, a la tierna edad de 18 años.

¡Qué admirable! Lástima que sea mentira.

El foro en Jordania

Se trata de un encuentro, sin exagerar, histórico, lo que se llama un hito o un parteaguas, pues el Youth, Peace and Security Forum fue el primer encuentro internacional vinculado con la ONU en el que se destacó la importancia de la actuación de la juventud en la solución de los conflictos armados y la construcción de la paz.

Así, si creemos lo que aparece en las semblanzas en los medios y lo que dice el “perfil curricular” de la diputada, que se encuentra en el Sistema de Información Legislativa del gobierno de México, Andrea Chávez participó en ese histórico encuentro, tras ser seleccionada (no dice por quien) como “representante de México”.

De ese histórico foro emanó un documento (también histórico): la llamada “Declaración de Amman”, que reivindica la importancia de la participación juvenil en la construcción de la paz mundial y la solución de conflictos.

Esta reportera se dio a la tarea de revisar exhaustivamente toda posible fuente de evidencia que demostrase que, en efecto, a la tierna edad de 18 años, Andrea Chávez acudió a Jordania, participó en las jornadas de debate del encuentro y, naturalmente, colaboró en la elaboración de la Declaración de Amman.

No hay evidencia. En ninguna parte.

Es extraño, ya que en 2015 ya existía Facebook, ya existía Twitter y la diputada se caracteriza por subir fotografías a sus redes en grandes cantidades. 

Bueno, pues aunque el lector no lo crea, en ninguno de los perfiles de redes de Andrea hay una sola fotografía de ella con los alegres asistentes al foro en Jordania. Ni una sola. 

Tampoco encontramos ninguna fotografía de ella en algunas páginas de Facebook de jóvenes que asistieron a ese encuentro y que hicieron amistad entre ellos. 

Mucho menos alguna imagen de algún documento donde alguien, quien sea, la nombre “seleccionada” para ir al encuentro. 

En las abundantes páginas oficiales de la Organización de las Naciones Unidas no existe nada semejante a una lista de nombres de asistentes a este foro. En este sentido, el organismo es absolutamente hermético. La “Declaración de Amman” no la firman individuos. Es un documento colectivo.

Esta reportera escribió a diversas direcciones de correo oficial de la ONU para encontrar confirmación, pero no hubo respuesta en ningún sentido. También se le dirigió a la diputada una comunicación vía Twitter, pidiéndole evidencia, pero ella no respondió.   

La ausencia de evidencia es, en sí misma, evidencia. ¿De qué?

De que Andrea Chávez mintió, como lo hacen todos en la 4T.

Andrea Chávez, ¿consejera de la ONU?

Ahora, hablemos de la Resolución 2250, que también se considera histórica, y que se nutrió en parte de la Declaración de Amman. Se consideraron muchos otros documentos.

Esa resolución es en la que Andrea Chávez dice haber colaborado para redactar “el apartado de feminicidio”.

Ojo: es una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU. Cabe recordar que en el Consejo de Seguridad participan representantes de alto nivel de los países que han obtenido un asiento.

Solo hay 15 lugares: cinco permanentes y diez rotativos. 

Quizá sea difícil de creer, pero una revisión realizada por etcétera descubrió que Andrea Chávez nunca ha formado parte del Consejo de Seguridad de la ONU. ¡En serio!  ¡Qué barbaridad!

Ahora, cabe la lejanísima posibilidad de que haya fungido como asesora de alguno de los 15 miembros del Consejo de Seguridad, aportando su enorme conocimiento para ayudar a redactar el “apartado de feminicidio” de la Resolución 2250.

Solo que hay otro problema. La resolución trata de conflictos armados, extremismo y su impacto en la paz y la juventud y NO tiene un “apartado de feminicidio”.

Si el lector gusta revisar el documento, disponible en diversas páginas de la ONU, encontrará que el único punto tangencialmente relacionado con el tema de feminicidio es el punto 7, que dice textualmente:

El Consejo de Seguridad “exhorta a todas las partes en los conflictos armados a que adopten las medidas necesarias para proteger a los civiles, incluidos los jóvenes, de todas las formas de violencia sexual y por razón de género”. La palabra “feminicidio” no se emplea. 

En donde sí se usa el término “feminicidio” es en la multicitada Declaración de Ammán, en su apartado 3, que exhorta a agencias y gobiernos a lograr “el fin de la impunidad para crímenes como el matrimonio infantil forzado y temprano, la violencia sexual y doméstica, el feminicidio y la mutilación de los genitales femeninos” entre muchos puntos más. 

Pero es un apartado sobre igualdad de género, no dedicado en exclusiva al feminicidio. 

Es decir, el “apartado de feminicidio” que Andrea ayudó a redactar solo existe en su imaginación.

Las fantasías de Andrea

Su inexistente asistencia a un foro de ONU es parte de la cauda de mentiras que se le han descubierto a la “relevo generacional” de la 4T.

Por ejemplo: que nunca usó una camioneta blindada. O que su familia nunca viajó en un avión militar. O que fue víctima de violencia política de género. O que es feminista. O que conoce la Constitución. O que Delfina Gómez sería una excelente secretaria de Educación. Uf.

Respecto a su falsa trayectoria como prodigio juvenil, cabe preguntarse el origen de tales fabulaciones. 

¿Cómo se le ocurrió a la legisladora (si es que se le ocurrió a ella) urdir tales antecedentes?

¿Para ello contó con la ayuda del bien informado, pero igualmente farsante, Abraham Mendieta?

¿Por qué no respondió a nuestras solicitudes de evidencia, como es su obligación al ser servidora pública?

¿Por qué los medios de comunicación tomaron por buenas semejantes afirmaciones?

Demasiadas preguntas que se quedarán sin respuesta.

De momento, solo tenemos certeza de algo: Andrea Chávez es una farsante y una mentirosa.

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