NacionalPolítica

Pemex toca la puerta… y nadie abre: el llamado desesperado de Víctor Rodríguez choca con una industria harta de deudas y promesas rotas

A más de un mes del “urgente” llamado del director de Pemex, Víctor Rodríguez, para que el sector privado rescate a la petrolera estatal, la respuesta ha sido un silencio ensordecedor. Ni las grandes firmas internacionales ni los gigantes locales quieren meter las manos al fuego por una empresa cuyo historial reciente está marcado por deudas impagables, retrasos crónicos y un desgaste financiero que ya rebasa cualquier discurso optimista.

Pemex, convertida en un elefante herido que aún pretende correr, intenta vender la idea de una “nueva era” de contratos mixtos para impulsar la producción. Pero la realidad pesa más: una deuda con proveedores que alcanzó el récord de 28 mil millones de dólares y un historial de impagos que detonó arbitrajes, amenazas de quiebra y desconfianza generalizada. Por más que Rodríguez—doctor, académico y ahora apagafuegos—repita que están “abiertos” a escuchar propuestas, nadie quiere asociarse con quien no puede pagar sus cuentas.

Los nombres de los acreedores hablan por sí solos: SLB, Baker Hughes, Eni, Halliburton, Weatherford, Hokchi Energy, Grupo México, Grupo Carso. Gigantes mundiales y nacionales que, aun así, prefirieron callar antes que responder por qué Pemex les debe millones. Slim, el hombre más rico de México, tuvo que ventilar públicamente que la estatal le adeuda 700 millones de dólares. Si así trata a sus aliados más influyentes, ¿qué puede esperar el resto?

La petrolera aceleró algunos pagos desde octubre usando un fondo de 13 mil millones de dólares. Pero no es un rescate: es un parche. Las facturas acumuladas del 2024 siguen atoradas, la producción continúa en caída y la meta de alcanzar 1.7 millones de barriles diarios es un deseo más que una estrategia. Con deudas pendientes de años anteriores, Pemex quiere convencer a las empresas de amarrarse en 21 nuevos contratos mixtos que aún no ven la luz. El mensaje es tan claro como alarmante: la empresa necesita socios… porque sola ya no puede.

Ni los recortes presupuestales ni los millonarios apoyos federales han dado forma al Pemex “renovado” que promete la administración de Claudia Sheinbaum. Y la industria lo sabe. Sabe que detrás de cada invitación a invertir se esconde la misma pregunta sin respuesta: ¿Pemex tendrá con qué cumplir?

El propio gobierno admite en voz baja que varios de estos contratos pueden fracasar antes de nacer. Sus reglas rígidas, la obligación de que Pemex mantenga al menos 40% de participación y el tope del 30% en recuperación de costos son, para los inversionistas, señales de alerta más que incentivos. Cuatro ejecutivos petroleros lo dijeron con claridad: si Pemex no resuelve sus deudas, no tiene futuro.

Mientras tanto, Rodríguez pide confianza. La industria, en cambio, pide algo más concreto: pagos. Certidumbre. Reglas claras. Un socio que no comprometa la cadena de valor con su propia fragilidad.

Hoy, Pemex no ofrece nada de eso.

Por ahora, lo único que abunda es la duda: ¿qué empresa seria apostaría su futuro en un contrato con una petrolera que ya dejó deudas, arbitrajes y promesas incumplidas a su paso?

La respuesta, por lo visto, sigue siendo la misma desde hace un mes: ninguna.

Con información de Latinus.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *