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Estocada al INE

Rubén Cortés | @ruben_cortes

El INE contó los 36 millones de votos que le dieron la victoria el 2 de junio, pero la ganadora de la elección no confía en el INE para que le cuente los votos de la encuesta para cambiar la actual organización política, social y económica de México: los contará su partido político.

Para cancelar el régimen que gobernó el último cuarto de siglo, Sheinbaum escogió la misma modalidad con la que su gran elector hundió la economía, al cancelar el aeropuerto de Texcoco, por lo cual las cuatro próximas generaciones pagarán cinco mil millones de dólares en indemnizaciones.

La ganadora de la elección pudo dar legitimidad absoluta a la decisión de su facción política de cambiar el régimen de gobierno, decidiendo que el órgano electoral organizase la consulta. Pero decidió que sea Morena. Quiere decir que a la decapitación del Poder Judicial sigue la del INE.

Pero recordemos por enésima vez cómo fue la encuesta de Morena para cancelar lo que sería el aeropuerto más importante del mundo y construir en su lugar el aeropuerto internacional de Ecatepec, que eso es en realidad el aeropuerto de Santa Lucía.

Morena instaló las casillas, contó los votos y dio los resultados. En la consulta participó únicamente el 0.1 por ciento de los 193. 93 millones 528 mil 473 ciudadanas y ciudadanos que integran la Lista Nominal de Electores en el territorio nacional.

Morena seleccionó los 538 municipios para instalar las casillas, cuidando que fueran lo más alejado posible de Texcoco, en el Estado de México, que era donde se estaba construyendo el aeropuerto y que era la zona que más se beneficiaría de la obra.

Morena no instaló casillas en el Estado de México, donde era construido el aeropuerto, pero instaló 42 casillas en Chiapas, a casi mil kilómetros de distancia. Además, instaló nueve de Campeche, dos en Baja California Sur, cinco en Baja California y dos en Aguascalientes.

Morena sólo instaló 16 casillas en zonas geográficas cercanas a la CDMX para decidir la cancelación de un aeropuerto que se construía a 20 kilómetros de la CDMX, y sustituirlo por el internacional de Ecatepec, situado a 38 kilómetros de la CDMX: sólo que, éste, es suyo.

La ganadora de la elección (que es científica, doctora, investigadora y una eminencia universitaria, y está rodeada de tanques pensantes) toma decisiones similares a las del presidente actual, un crítico público del conocimiento: “Tienen hasta doctorados, pero son deshonestos”.

Imposible soportar la tentación de citar al escritor Pablo Majluf: “Lo bueno es que los mercados son contrapeso y la Doctora, que es científica, no los va a querer alterar, qué alivio”.

Y al senador Ricardo Monreal: “La opinión del presidente pesa con fuerza”.

Claro: es el jefe.

Este artículo se publicó originalmente en El Arsenal, se reproduce con la autorización del autor.

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