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Entrega José Ángel Gurría al Frente Amplio por México el Proyecto de Nación para 2024-2030; recalca la violencia criminal como el mayor reto

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José Ángel Gurría entregó a los líderes del Frente Amplio por México el Proyecto de Nación que le fue encargado, que fue denominado “Hacia un Programa de Gobierno 2024-2030”.

En dicho plan revelado por El Universal, se abordan 13 temas prioritarios para impulsar a México hacia el desarrollo y la prosperidad, y que parte de que la inseguridad que sufre la sociedad mexicana es el principal reto que enfrentará el próximo Gobierno Federal.

Gurría Treviño propone en este Proyecto de Nación las siguientes líneas de acción:

Convocar a un acuerdo político nacional para impulsar una reforma profunda del sistema mexicano de seguridad y justicia, y avanzar en este tema con carácter de prioridad nacional. Instituir un Sistema Nacional de Seguridad que permita dar coherencia y articulación a las tareas, atribuciones y responsabilidades de las distintas entidades de los tres niveles de gobierno a cargo de la seguridad.

Revisar y actualizar la agenda nacional de riesgos en función de las amenazas internas y externas a la seguridad nacional. Rediseñar la estrategia de seguridad pública con énfasis político y presupuestario en el fortalecimiento de las policías locales. También propone convertir a la Guardia Nacional en una institución civil encargada de preservar la paz y la tranquilidad en los territorios en donde no operan el resto de las corporaciones.

Revisar la visión y misión de las Fuerzas Armadas, concentrar sus tareas en las misiones marcadas por la Constitución y su participación en seguridad pública como coadyuvantes de las autoridades civiles. También se recalca la creación de un Sistema Nacional de Inteligencia que permita articular las capacidades y competencias de las distintas dependencias que generan inteligencia para combatir las principales amenazas al Estado mexicano.

Colocar la Política de Prevención Social de la Violencia y la Delincuencia como elemento central de la política integral de seguridad del Estado mexicano. Emprender una reforma del Sistema Penitenciario Mexicano como un componente imprescindible para avanzar en la estrategia de seguridad y justicia del Estado mexicano.

Se recalca que la Procuración de Justicia es de las áreas que mayores rezagos presenta, por lo que es necesaria su revisión y adecuación urgente a las necesidades del país; la actuación de los organismos del Estado debe priorizar la atención a víctimas, enfocada en feminicidios y crímenes de odio, y grupos vulnerables; e instituir en el gabinete de seguridad nacional un capítulo permanente a cargo de la Agenda Internacional de Seguridad y Procuración de Justicia de México.

El programa entregado por Gurría sostiene que México está envuelto en una ola criminal que alcanza cifras inéditas en nuestra historia.

“La expansión del crimen organizado es resultado de la complicidad abierta y/o de la ineficiencia de autoridades de los tres niveles de gobierno. Los delincuentes poseen una capacidad de fuego que compite con la de las Fuerzas Armadas y supera en mucho a las policías estatales y municipales. La gravedad de la situación nacional en materia de seguridad y violencia es claro reflejo de las debilidades institucionales y de la deficiente coordinación interinstitucional entre los tres niveles de gobierno”, subraya.

Gurría argumenta que la estrategia que ha puesto a las Fuerzas Armadas como eje rector de los temas de seguridad no ha dado los resultados esperados y las ha colocado en un proceso de desnaturalización de sus misiones constitucionales, en tanto que las policías estatales y municipales, responsables de la persecución y contención de los delitos del orden común, se encuentran muy por debajo del nivel de profesionalización, equipo y recursos que requieren para enfrentar el reto de enfrentar a la delincuencia.

La sobreposición de funciones entre Fuerzas Armadas, Guardia Nacional y policías locales no abona a la seguridad del país. La seguridad ciudadana se ha visto demeritada por la debilidad estructural de las policías de proximidad y por la ausencia de programas de prevención social de la violencia y la delincuencia”.

Además, reconoce que en el corto plazo el Ejército o la Marina no pueden abandonar funciones de seguridad pública sin que las autoridades civiles respectivas en los tres niveles de gobierno, como en diversos sectores del propio gobierno federal, desarrollen capacidades suficientes en seguridad.

Lo anterior implica un proceso de transición bien planeado a efecto de retirar paulatinamente las funciones de policía y seguridad pública de la estructura militar y retirarlos de funciones de control administrativo civil (aduanas, aeropuertos, construcción de infraestructura, etc).

Advierte que la Guardia Nacional debe modificar su esquema operativo para convertirse en una verdadera fuerza de seguridad intermedia con presencia en los bastiones del crimen organizado.

“Es necesario considerar la reinstalación en la Guardia Nacional de personal de la extinta Policía Federal en las áreas científica, de inteligencia, investigación y análisis. El retraso en la implementación del Modelo Nacional de Policía y Justicia Cívica es un reflejo de la tendencia militarista”, agregó.

Con información de El Universal

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