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Abusos físicos en el ejército: una práctica arraigada a pesar de las promesas del presidente de acabar con la tortura

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Un conjunto de videos revelados por Latinus muestran que los maltratos, golpes y humillaciones siguen siendo una práctica arraigada en las escuelas y dependencias militares.

En su espacio de noticias, Carlos Loret de Mola difundió un reportaje que recoge imágenes grabadas por los mismos soldados en los que se los ve recibir abusos físicos que están fuera de la norma, perpetrados por sus superiores.

Esto, a pesar de que la promesa del presidente fue terminar con la tortura y las violaciones a los derechos humanos. AMLO ha dicho incontables ocasiones que el Ejército ya no es el principal violador de los derechos humanos, pero el abuso ocurre dentro de sus propias filas.

El abuso contra cadetes es conocido desde hace muchos años, pero en este sexenio perdura, a pesar de la promesa del presidente. Cabe señalar que en este gobierno el Ejército ha recibido un poder sin precedentes y que la autoridad civil no interfiere en sus decisiones.

Una nota publicada en Latinus señala que uno de los videos muestra “cómo los elementos son obligados a apoyar su peso corporal con la cabeza, en una posición conocida como “mortero”. Quienes lo han realizado, dicen que la posición es muy dolorosa, ya que incluso el castigo termina cuando llegan al desmayo”.

En esta postura se les golpea con tablas o tubos, básicamente en los glúteos.

“Otra de las torturas más comunes es “el vampiro”, en la que los soldados son colgados cabeza abajo por horas y, durante ese lapso, se les echa talco en la cara para que se les dificulte respirar”, dice la nota.

“Esos abusos físicos no son parte de ningún entrenamiento en la formación militar, pero suceden comúnmente y, de acuerdo con miembros del ejército, todos en los planteles saben que se practican”, agrega. 

Dice el reportaje que dentro de los miles de documentos hackeados por Guacamaya a la Sedena se encuentran abundantes reportes sobre castigos indebidos, que en ocasiones han llevado a abrir causas penales, pero siempre al interior de las Fuerzas Armadas.

Esos registros mencionan el caso de un sargento que golpeó en los glúteos a una mujer soldado. Otro caso, de 2020, refiere que un sargento de infantería enterró en arena a cinco jóvenes, lo que provocó la muerte de uno de los elementos. 

Esta clase de castigos están por fuera de la normativa militar, y a pesar de que en algunos casos se investigan y sancionan, se siguen practicando como cosa habitual. 

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