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Rocío Nahle no es igual a Cuitláhuac; es peor

Mussio Cárdenas Arellano | @mussiocardenas

Seis años después, hay gusanos en la oposición, suspirantes de perdón e indulgencia, que pregonan que Rocío Nahle no es, no puede ser igual a Cuitláhuac García. Por supuesto que no. Es peor.

Hurgan en la historia reciente. Escarban en la anécdota. Dedican horas y días deseando hallar señales que evidencien y confirmen la hipótesis de que Cuitláhuac es el malo y Nahle la buena.

Que si Nahle concilia. Que si Nahle olvida. Que si Nahle viene a corregir. Que si Nahle tiende puentes de plata y lazos de cristal.

La abyección es deplorable. Los gusanos, que ya huelen a podrido y se ven marginados, variaron el discurso de la denostación a la zacatecana por ser eso, zacatecana, y por tanto inelegible para contender por la gubernatura de Veracruz, en términos de la Constitución local, y ahora la deslindan del espectáculo de corrupción y terror en el régimen morenista de Cuitláhuac García, del abuso sexual del clan guinda y las empresas fantasma, de los vínculos con el crimen organizado y también con el desorganizado, de los presos políticos y hasta la siembra de armas de la Fuerza Civil a ciudadanos estadunidenses en Actopan con lo que se inauguró ese payaso siniestro que es el saliente gobernador.

Los conversos gusanos –prianistas y no prianistas– ya no saben qué hacer. Cuitláhuac es el malo, Nahle es la buena, suelen repetir. Se dan cuerda solos. Así, una y otra vez. Y sí, lo dicen pero no tienen con qué sustentarlo. Se autoconvencen pero no convencen a nadie más.

Cuitláhuac García es un desgraciado que llegó al poder de rebote. Sin el efecto Peje no habría obtenido más que los votos de su familia. Nahle igual. Hasta en eso el payaso y la zacatecana han sido como dos gotas de agua, atropellando a la sociedad.

Rocío Nahle García, que es un cero a la izquierda donde la pongan, sea Energía, sea Dos Bocas, sea la campaña de los mil tropiezos, no es ajena al aquelarre político de su engendro, Cuitláhuac García Jiménez. Es cómplice.

Nahle es la matrona del clan, la jefa de la banda, la que desde hace seis años ha venido controlando a trasmano el gobierno de Veracruz. Y su “sapiencia” se traduce en un estado de terror político, en el rezago, en la infamia, en los hedores que emanan del palacio de gobierno generando la náusea social.

Rocío Nahle no es igual a Cuitláhuac; es peor.

El saqueo a Veracruz se dio con la venia de Nahle.

El atropello a la ley se dio con la venia de Nahle.

El abuso de poder se dio con la venia de Nahle.

La corrupción en la Secretaría de Salud se dio con la venia de Nahle.

Las empresas fantasma se dieron con la venia de Nahle.

La complicidad del Órgano de Fiscalización Superior se dio con la venia de Nahle.

La represión, la tortura, la fabricación de culpables, se dieron con la venia de Nahle.

La agresión a periodistas y la persecución de la libertad, se da con la venia de Nahle.

Los acosadores sexuales con pasaporte de impunidad, se da con la venia de Nahle.

La persecución política, los presos políticos, la fabricación de fichas policíacas a gente inocente, se dieron la venia de Nahle.

La desaparición de policías a manos de policías, la inhumación clandestina de las víctimas, se dieron la venia de Nahle.

Los negocios de alcaldes morenistas, el robo a las arcas, los contratos con moche, se dieron con la venia de Nahle.

Los recomendados en ayuntamientos, las tesoreras, los directores, los contratos en ferias, el pago a empresas cubanas, se dieron con la venia de Nahle.

Nada, como reza la sentencia bíblica, nada en Veracruz se movió –y se mueve–  sin la venia de la diosa morenista.

Son seis años así. Seis años en que Cuitláhuac García ha sido el títere, el que mal gobierna porque está dicho que los payasos no saben gobernar. Seis años en que Nahle ha sido el poder a distancia, la que lo mueve, la que lo rodea de incondicionales, y lo ha hecho mal.

Uno de sus enemigos fraternos, Manuel Huerta Ladrón de Guevara, el que le ganó la encuesta interna y luego le tuvo que entregar la candidatura de Morena para luego ser gobernadora espuria, se la cantó de frente: los puestos clave en el gobierno de Veracruz son obra de Rocío Nahle.

Y citó al sátrapa Eric Cisneros, ex secretario de Gobierno; Delia González Cobos, titular del Orfis; Roberto Ramos Alor, ex secretario de Salud; Xóchitl Arbesú, ex secretaria de Turismo, todos señalados de abuso y corrupción.

Huerta sabe en qué lodos está. Si ya destrozó a Nahle en la interna de Morena, si fue degradado a candidato a senador en segunda fórmula y ni así quedó fuera, sabe –y desliza– que el gobernador sólo fue títere de Rocío Nahle.

Pero la política del atole rinde frutos. Los gusanos conversos del PRIANRD ya no ven a Rocío Nahle como la advenediza que vino a robar una candidatura, siendo ilegal e ilegítima, para convertirse en gobernadora espuria.

Hoy, los antinahle se congracian. Queman incienso ahuyentando sus propios demonios. Lanzan señales de concordia y fraternidad, que son señales de servilismo y sumisión. Alzan la bandera blanca, no en son de paz sino de humillación.

Son una vasca. Pregonan que el malo es Cuitláhuac y que Nahle es la buena, que el gobernador abusó y que la futura viene a corregir, que la oscuridad de seis años se traducirá en seis años de luz.

Los parásitos del prianismo ya buscan qué nómina succionar.

Son un fiasco. Nahle no es igual a Cuitláhuac; es peor.

POSDATA

En la mira, Chiquiyunes difícilmente llegará libre al Senado. Rocío Nahle urge a la Fiscalía de Veracruz a actuar, a presentarlo ante el juez, a imputarle responsabilidad por el uso de documento falso con el que acreditó que tenía residencia efectiva en Veracruz, en 2021. “Miguel Ángel Yunes Márquez tiene un deber, y por ello tiene que acudir a la citación que la FGE le habría realizado, un proceso que ya se llevó mucho tiempo (…), que tenía que haber sido mucho antes, se tardó”. Al periodista Luis Ramírez Baqueiro, en el noticiario En Contacto, le dice Nahle que el panista Miguel Ángel Yunes Márquez debe acudir al llamado, debe acudir a la citación, porque si no de lo contrario, no se le permitirá tomar protesta en la Cámara Alta”. Y agrega que la Fiscalía de Veracruz “deberá solicitar al Senado no tomarle protesta hasta que el personaje no resuelva su situación”. Rocío Nahle moverá cielo y tierra, el andamiaje policíaco, la presión política, para ver tras las rejas al ex candidato al Senado, hijo del ex gobernador Miguel Ángel Yunes Linares, dos veces alcalde de Boca del Río, ex diputado local y frustrado candidato del PRIAN en 2021 porque en los tribunales no acreditó que tuviera residencia efectiva en el puerto de Veracruz. A partir de ahí vive un infierno. La Fiscalía morenista integró la carpeta de investigación por la existencia de documento falso –la constancia de residencia– y el uso que le dio al presentarla como requisito ante los órganos electorales. El fuego también alcanzará a su hermano Fernando, entonces alcalde de Veracruz. Así pasa cuando los juniors viven en la realidad alterna sin advertir que del infierno no se puede salir. Nahle le tira un dardo a la fiscal espuria, Verónica Hernández Giadáns, que por lenta, que por omisa, que porque ese caso tardó más de lo normal. O sea, que la protegida del ex secretario de Gobierno, Eric Cisneros Burgos, ya puede preparar maletas porque de que se va, se va…

Este artículo se publicó en Mussio Cárdenas, se reproduce con la autorización del autor.

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