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Por vez primera desde que fue detenido, Roberto Borge rompió el silencio y acusó a la pasada Administración federal, en particular al ex Procurador Raúl Cervantes, de haber emprendido una persecución política en su contra.
Durante una audiencia en el Centro de Justicia Penal Federal de Ciudad Nezahualcóyotl, el ex Gobernador de Quintana Roo se declaró preso político y solicitó al Fiscal General de la República Alejandro Gertz Manero revisar su caso.
El ex Mandatario compareció, vía videoconferencia, desde una rejilla de prácticas del Centro Federal de Rehabilitación Psicosocial (Ceferepsi) de Morelos.
Vestía uniforme azul claro, lucía pálido, más delgado y nervioso. A cada momento golpeaba con los puños cerrados o con los dedos abiertos la plancha de concreto sobre la que estaba apoyado.
"Por primera vez haré uso de la palabra. Primero que nada, recordándole a la audiencia que el 1 de diciembre del año pasado hubo un cambio de Gobierno. En cuanto a mi situación durante el tiempo en que se investigó por parte de la anterior Administración de la PGR, hoy quiero manifestar que me declaro inocente, preso político de la Administración anterior y hago responsable a la PGR, cuando fue dirigida por Raúl Cervantes, porque hubo motivos políticos", dijo Borge.
"No habían podido acreditarme siquiera el motivo del lavado de dinero. Le quiero hacer patente que por lo demás, me declaro inocente, hago un exhorto al señor Fiscal Alejandro Gertz Manero para que pueda (revisar) la causa penal".
Borge fue interrumpido por su abogada Sharon Hernández Colín, quien trató de reconvenirlo para que se concentrara en el tema estrictamente legal por el que había sido convocada la audiencia; es decir, para ampliar el plazo de la investigación complementaria.
"Preferiría que no abundara en estos temas", le dijo su defensora.
En ese momento, intervino el Juez de control Artemio Zúñiga Mendoza, para explicarle del alcance que podían tener sus manifestaciones.
"Al margen de todo esto, es su derecho y usted puede hacer uso de la palabra", le señaló el juzgador.
De todas formas, Borge hizo un agregado.
"Nada más solicitar esa revisión a las nuevas autoridades de la nueva Fiscalía y me declaro inocente", cerró su intervención en una audiencia que inició a las 14:15 horas y tuvo una duración de 41 minutos.
En enero de 2018, tras ser extraditado de Panamá, se informó que Borge padecía de síncope vasovagal, problemas renales y depresión. Ayer, sus defensores dijeron al juez que sufre mayores síntomas que han agravado su salud.
Esta información se publicó originalmente en Reforma.
Hace falta congruencia
El gobierno de la república ha hecho de las conferencias de prensa conocidas como “las mañaneras” el principal foro de sus políticas públicas. Es un caso inédito en el mundo que, sin embargo, no abona a la transparencia ni a la comunicación con los gobernantes, sino que se ha convertido en una plataforma para exhibir carencias, divisiones internas y el rasgo autoritario de la Cuarta Transformación.
Que un director de una empresa paraestatal salga en este espacio del presidente a señalar con dedo flamígero a los enemigos del pueblo, que una secretaria de Estado tenga que usar esos micrófonos para aclarar información sobre un departamento en Houston, o que la tribuna sirva para condenar a quienes piensan que acumular bienes es la vía para obtener la felicidad, confirma que todo en el gobierno de López Obrador gira en torno a este espacio mediático donde se informa, pero no se comunica.
Todos los días, los medios de comunicación y el país entero, se preguntan cuál va a ser la “nota” que va a dar la presidencia de la república. Nos mantenemos en vilo ante la próxima frase del presidente. Me canso ganso ya está impresa en playeras que se exhiben en pasarelas de la moda; eso confirma la fuerza mediática de las conferencias.
Sin embargo, el riesgo de “Las mañaneras” es que se vuelvan parte del paisaje. Que el gobierno crea que hace política declarando y se olvide de gobernar, de tomar decisiones con responsabilidad. Y es que este gobierno comunica, pero hasta ahora, ha gobernado poco y lo poco que ha gobernado tiene rasgos autoritarios; por ejemplo, los señalamientos contra corruptos con base a presunciones que no se materializan en demandas públicas; el hostigamiento a órganos autónomos como el Consejo Regulador de Energía y el INE, así como la cancelación del NAIM y la desaparición de las Estancias Infantiles.
Si las mañaneras funcionaran, esas decisiones tomadas por el gobierno hubieran sido explicadas a profundidad, sobre todo, escuchando a las partes involucradas. Así funciona la democracia. Pero en esos casos y en el de la Guardia Nacional, sobran declaraciones y faltan palabras que nos digan a los mexicanos el por qué real de esas decisiones, sobre todo palabras que respondan a la congruencia, un valor que parece habérsele perdido a los actuales gobernantes.
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